El evento se celebra cada año en junio y su nombre oficial es “The Cannes Lions International Advertising Festival”, El festival internacional de la publicidad.

En el mundo publicitario, el festival anual de Cannes tiene por objetivo reconocer las mejores y más creativas películas publicitarias mediante sus premios.
La competición reagrupa 25 mil publicidades entre películas, prensa, carteles, radio, marketing, etc, y cada disciplina tiene un jurado internacional.
Todo esto pasa en el “Palais des Festivals”, un enorme edificio en el borde del mar.

Las publicidades ganadoras reciben los Leones de oro, de plata y de bronce.
Cannes tiene alguna cosa especial, es grande, brillante y excesivo. Se dice que el evento genera un beneficio de 10 a 20 millones de euros al año.
Los precios unitarios de las entradas cuestan más de 600€ y las inscripciones cuestan 2000€ quien asista a todo el festival.
Para descubrir la historia del festival, es necesario situarse en el XVI distrito de Paris.
Roger Hatchuel ha sido la figura del festival de Cannes durante casi 20 años. Al principio, el festival reunía un círculo íntimo de emprendedores del cine publicitario. Hatchuel, esbelto, inteligente y educado, sirvió de mucho al festival.
La historia comenzó en 1953. Este pequeño grupo de emprendedores independientes, que todos se conocían entre ellos, se reunían para constituir una asociación profesional.
Para asegurar su promoción, los emprendedores decidieron crear un festival anual donde ellos podrían invitar a sus clientes potenciales.
De esta forma, decidieron establecer el evento en dos ciudades: Cannes y Venecia.

El vínculo con Venecia explica la adopción del león como símbolo del premio, un león alado es el símbolo del patrón de la ciudad, San Marcos.
El primer ganador fue un spot italiano para la pasta de dientes Chlorodont.
En 1958, Venecia fue abandonada, ya que había huelgas de transporte y además la ciudad carecía de alojamientos céntricos y asequibles para los delegados.
A partir de 1978, Hatchuel tomó una participación financiera en el festival de Cannes y comenzó a desarrollar sus actividades.
Los progresos fueron lentos: Cannes no aceptó los anuncios en prensa hasta el año 1992, entre otras cosas. Durante ese tiempo, Hatchuel intentó dar otra imagen del festival y orientarlo de manera más seria.
En 2004, cuando su hijo Romain no aceptó retomar la dirección del festival, Hatchuel decidió que era el momento, a sus 71 años, de retirarse. Y fue así como Emap entró en juego, dándole un ambiente serio y profesional.
Las agencias gastaban miles de dólares para presentar sus obras en Cannes.

Actualmente en el festival, se juzga a las campañas por su eficacia comercial pero la mayor parte de los pesos pesados defienden las recompensas creativas.
Todos quieren estar en la cima, tanto en creatividad como en eficacia, y los dos no son mutuamente excluyentes.
De aquí en adelante, grandes clientes como Procter & Gamble van también a Cannes.
La actitud hacia el festival evoluciona. Los creativos tienen la necesidad de ser queridos y reconocidos. Estamos en el negocio de las ideas, las ideas vienen de la gente creativa, y la gente creativa tiene la necesidad de estar motivada por el reconocimiento.

¿Pero cómo medir la creatividad? Cannes es uno de los medios de hacerlo. Los premios son un instrumento de medida, una balanza, un estimulante, dan a las personas una sensación de éxito, y todos quieren ganar uno.
El festival de Cannes es increíblemente influyente. Se pone en juego no solamente la reputación de una agencia, sino de un país entero, por los buenos resultados que se consigan en el festival. Suecia, España y Brasil se han beneficiado de este foco de atención.
Entonces, ¿cómo se gana un premio en Cannes? Una de las críticas hechas en el festival es que las referencias culturales específicas no pueden ser comprendidas por los jurados internacionales: un chiste considerado muy divertido en un país, probablemente dejará al resto indiferente.

Debemos excluir cualquier juego de palabras fuera del inglés. Mejor aún: venir preparado de un material visual extremadamente potente, que les guste al mayor número de personas y que exprese “una verdad universal”.
