Seguramente nuestros bisabuelos y nuestros abuelos vivieron la experiencia de ver cómo aparecían poco a poco las primeras publicidades en el mercado: las verían en los periódicos, también en las paredes de las calles, y seguramente ellos tendrían miles de anécdotas que contarnos.
Nuestros mayores siempre han tenido historias muy interesantes para explicar. Gracias a eso, nosotros de alguna manera vivimos a través de ellos esas experiencias que con tanta ilusión nos cuentan, en primera persona.
Eso a nosotros nos ayuda a comprender un poco más el mundo, a entender nuestra historia. A encajar datos, a poner un orden en el desarrollo y evolución de las cosas en general, en definitiva, nos hacemos más conscientes de cómo ha ido sucediendo todo a lo largo de la historia. El dato más relevante, es que nosotros venimos de esa historia. Así que yo creo que es importante saber y conocer el pasado, para poder comprender nuestro presente.
El desarrollo de nuevas tecnologías ha sido muy rápido y la manera que tenemos de ver el mundo ahora, ha cambiado muchísimo. El avance en general ha sido tan rápido, que a algunas generaciones los ha descolocado y aún les cuesta adaptarse a todo lo que para ellos es «nuevo». Y es normal. Ahora ya sabemos que nuestra única opción es adaptarse, renovarse, ir todo lo posible en sintonía con esta nueva época que ya ha llegado, y sobretodo, comprender, como dice el refrán, que «el cambio es lo único que va a permanecer constante».
Quisiera compartir con vosotros estos anuncios, que llegaron a mí de casualidad. Fue una agradable sorpresa, volver a ver estas publicidades antiguas. Como veréis, eran en blanco y negro, con dibujos hechos a mano, los textos con las descripciones muy simples pero directos, aunque con poca gracia. A mi parecer algunos con falta de chispa y demasiado formales. Los esloganes eran muy diferentes de cómo son hoy en día.
En estos anuncios podemos ver, por ejemplo, exportadores de vino. Era común hablar así » hijos de…», poniendo las direcciones y los teléfonos, cuando aún no existían ni los prefijos. También era muy común decir del producto «El mejor X del país«. O «Marca de mundial renombre, en las tiendas X del mundo entero«. También «La más importante de Europa«. En otros productos aparecen los precios en pesetas, hablando de 1, 2, 3, 5 pesetas… Otro anuncio gracioso es «¿Quiere usted crecer ocho centímetros? procedimiento único…..última palabra de la ciencia«. Otra frase como «Es un remedio soberano a ningún otro comparable.» Por supuesto todos los anuncios tratando de usted al lector. Otro anuncio curioso es «Pulmoserum, regenerador poderoso de los órganos de la respiración. Médico francés experimentado por más de 30.000 médicos extranjeros.» Un anuncio muy usual de encontrar en esa época, «Use usted la magnesia efervescente del Dr. Trigo que es la más acreditada.» También eran muy utilizadas expresiones como «Creaciones de última moda, es garantia de calidad«. Y lo seguimos viendo en el anuncio «¿Quiere usted aprender idiomas? Vaya a la escuela X , nadie se los enseñará mejor«. En la misma línea «¿Dolor de cabeza? Neuralgias y jaquecas, desaparecen en cinco minutos con la X del Dr. Caldeiro.»
El simple hecho de ver estos anuncios de nuevo,te hace reflexionar en lo rápido que pasa el tiempo y cómo ha cambiado todo. Y de paso, aprovechar los aciertos que tuvieron algunos, y los errores que cometieron otros, para tomar nota como profesionales del sector que somos, y crear proyectos mejores y de calidad, con los que sentirnos orgullosos de nosotros mismos.

